la cueva de carías

En la vertiente septentrional del barranco de Las Nieves, se hallan emplazadas las cuevas llamadas de Carías, a las que se accede a través de una serventía que comunica, hacia lo alto, con la plaza de La Encarnación y, hacia el nivel inferior, con la calle Carías. Según cuentan las viejas crónicas, en la cueva principal tenía su sede de gobierno el último jefe del reino prehispánico de Tedote, llamado Bentacaize, también ortografiado Ventacayce. Tras la conquista, el capitán Alonso Fernández de Lugo instaló en esta cueva el asiento provisional del primer Concejo de La Palma, que poco después, se trasladaría a una edificación de nueva planta levantada en la plaza de España. La voz Carías procede del árabe al-caría, que significa ‘cueva’, y que en el castellano antiguo dio lugar a alcaría ‘caserío’. Después, el grupo de cuevas sirvió como refugio de los pastores que llevaban sus ganados a pastar en la cercana Dehesa de la Encarnación y, más tarde, pasaron a convertirse en leprosería. Actualmente, la cueva principal sirve de escenario para dos representaciones: la de la obra El ídolo de Asís, de Félix Duarte, con ocasión de la fiesta de San Francisco (4 de octubre) y, la del Auto de Reyes, de Antonio Rodríguez López, en la noche del 5 de enero.

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Sitio histórico de la Cueva de Carías (Juan Bautista Lorenzo)

     En El Barranco de Las Nieves y un poco más al este de La Alameda de esta población existe una hermosa cueva, llamada de Carías, que, en otros tiempos, sirvió de palacio al príncipe Bentacayse, soberano de Tedote. En esta cueva, que propiamente pudiera llamarse Santuario de Las leyes, se reunió el primer Cabildo de esta isla después de su conquista, y en ella se dictaron las primeras leyes y se confeccionaron y discutieron las primeras ordenanzas para el régimen y buen gobierno de la isla de La Palma. Esta circunstancia es un hecho simbólico repetido a través de los tiempos: la institución política del vencedor se superpone a la del vencido en su mismo emplazamiento. Y también que las necesidades de la joven población requerían un lugar amplio y representativo para su administración.

     No podemos precisar el tiempo que ésta cueva estuvo destinada a Cabildo, en la cual se reunían para deliberar los primeros padres de la patria; pero sí podemos asegurar que no fue por mucho tiempo, porque en el año 1553, esto es, 61 años después de la conquista, ya estaban fabricadas en la plaza principal de esta población unas Casas Consistoriales, en el mismo sitio precisamente en que hoy se halla colocada la pila pública.

     Tras la conquista de la isla, esta oquedad natural sirvió de refugio a Alonso Fernández de Lugo y a sus seguidores. Diversas interpretaciones se han propuesto en relación con esta voz geográfica. En este sentido, Pedro J. de Las Casas Pestana indica que Carías es una corrupción del apellido peninsular Coria, aduciendo que la cueva, una vez que se trasladaron las Casas Consistoriales, fue habitada por Cristóbal de Coria, soldado que participó en la conquista de la isla, quien la transmitió a su familia, habitándola por último Francisco de Caría, descendiente de aquél. Según, C. Díaz Alayón, esta explicación no presenta mucho fundamento porque el cambio Coria por Caría lingüísticamente parece bastante improbable, más aún en apellidos que por lo general son elementos dotados de cierta estabilidad.

     J. Alvarez Delgado nos ofrece una explicación de Carías en otro sentido, incluyendo esta voz entre los topónimos prehispánicos de La Palma y dándole el significado de “las cuevas”. A su vez, la relaciona, por su significado y consonantismo, con los guanchismos búcaro, Aceró, bucaracas y cariana.

     Según C. Díaz Alayón, la versión más aceptable sobre este topónimo es la ofrecida por José Pérez Vidal. Este investigador relaciona Carías con el árabe al caría “caserío”, voz que dio en castellano antiguo alcaría “casa de labranza” y que, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, todavía se utiliza en Salamanca; la forma simple, sin el artículo, no debe existir o debe ser bastante rara en el territorio español peninsular; en cambio, en el luso no es muy abundante pero existe y el Diccionario Chorográfico de Portugal continental e insular de Américo Costa consigna nueve artículos para Caría y tres para Carías.

     Según C. Díaz Alayón, todos estos hemos nos llevan a pensar que esta singular cueva de La Palma debió tener entre sus primeros dueños alguno de apellido Caría o Carías y que, muy probablemente, este fuera de procedencia portuguesa. En este sentido, la consulta textual nos confirmó la presencia de personas apellidadas Carja (Isabel de Carja) entre los habitantes de Santa Cruz de La Palma en 1570.

     La inmensa cavidad natural de La Cueva de Carías no cabe la menor duda que también fue utilizada por los benahoaritas como lugar de habitación, puesto que sus condiciones de habitabilidad son inmejorables en cuanto a sus dimensiones, luminosidad, exposición y protección contra las inclemencias del tiempo. A todo ello debemos añadir su situación estratégica respecto a la obtención de recursos alimentarios abundantes y variados, ya que no podemos obviar la cercanía del mar que les proporcionaba pescado y marisco. Así mismo, es interesante recalcar que El Barranco del Río, junto con los de Las Angustias y El Agua, constituía una de las tres corrientes permanentes de agua que existían en la isla a finales del siglo XV, con lo que los habitantes prehispánicos de este poblado tenían asegurado el suministro constante de agua.

     La cueva se abre en la parte alta de la margen izquierda del Barranco del Río-Las Nieves, quedando a unos 20 metros por encima del cauce actual. La boca de la cueva está expuesta hacia el sur. La altura en la entrada supera los 7 metros y decrece muy lentamente hacia el fondo, pudiendo estar completamente erguidos en toda su extensión. La anchura en la entrada alcanza los 12 metros y se va estrechando progresivamente hacia el fondo, adquiriendo una planta semicircular. La profundidad media se sitúa en torno a los 10 metros. Estas notables dimensiones permitían que la cueva fuese habitada por un grupo familiar amplio. A pesar de que la cueva ha sido intensamente reutilizada hasta nuestros días, es muy probable que aún conserve parte de su relleno arqueológico. El interior es muy húmedo, de tal forma que el techo y el fondo están cubiertos por los culantrillos.

     A unos 6 metros del extremo derecho de La Cueva de Carías, quedando a su misma altura, aunque a un nivel algo más elevado y unas dimensiones mucho más modestas, existe otra cueva natural que se abre en la base del risco que forma el andén superior. Esta cavidad, que está expuesta al sur, tiene una anchura en la boca de 4 metros, una profundidad de 6 metros y una altura en la entrada de 3 metros. También ha sido intensamente reutilizada en la época histórica.

     La Cueva de Carías formaba parte de un gran poblado de cuevas naturales que se abren a ambos extremos de la misma.. Junto al lado izquierdo, es decir, hacia el este, existieron una serie de cavidades que han sido completamente destrozadas al haber sido acondicionadas y tapiadas para servir de vivienda a vecinos del lugar. Muchas de ellas aún se siguen habitando en la actualidad. Al oeste de La Cueva de Carías nos encontramos con dos grupos independientes de cavidades naturales que también fueron ocupadas por los benahoaritas.

     El primer grupo de cuevas se sitúa a unos 30 metros al oeste del extremo derecho de La Cueva de Carías. Actualmente es imposible saber el número exacto de yacimientos que aparecen debido a que toda la ladera ha sido intensamente remodelada en la época histórica apareciendo, incluso, pequeñas terrazas cultivadas. Las cavidades naturales han sido completamente tapiadas con muros de bloques y se utilizan como pajero, vivienda, perrera, gallinero, palomar, etc. Las cuevas, que no parecen de grandes dimensiones, se extendían por toda la ladera del barranco, trepando por los diferentes andenes. El segundo grupo de cuevas está separado del anterior por unos 20 metros hacia el oeste. Se trata de un conjunto de pequeñas covachas cuyas condiciones de habitabilidad eran muy precarias debido a sus reducidas. Aunque actualmente no están ocupadas, si han sido reutilizadas hasta hace escasas fechas, por lo que de su relleno arqueológico debe quedar muy poco. El yacimiento más interesante se sitúa en la parte alta de las laderas y consiste en un cejo de unos 6 metros de anchura y apenas 3 metros de profundidad, si bien está bien protegido de las inclemencias meteorológicas al estar expuesto hacia el sur.

Pequeña Biografía de Juan Bautista Lorenzo:

“Nace en Santa Cruz de La Palma el 24 de Junio de 1841.Hijo del pueblo, Sacristán de El Salvador, comentarista de los periódicos La Defensa, Fénix Palmense, Alcalde y Concejal.

Su pasión fue la historia de La Palma, tal es así que hoy en día podemos contemplar 4 libros con un total de 3.061 páginas sobre la historia de nuestra isla.

Debemos tener en cuenta que la mayoría de los escritos antiguos fueron destruidos en el ataque del pirata Pie de Palo (Francois Lecrerk) en 1553 y que muchos de ellos se encuentran fuera de la isla.

Poseer los cuatro tomos y leer cada una de sus páginas nos hace retroceder en el tiempo y entender un poco más nuestro legado histórico.

Fallece el 26 de Abril de 1908.

Siempre digo que sin leer estos tomos, no podremos entender la verdadera esencia de nuestro pasado.”

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